lunes, 23 de enero de 2017

Anteponer otra cosa a los principios éticos por una rentabilidad o beneficio arbitrario o particular es el VENDERSE,  así es de claro.
Aunque se justifique con demagógico poder o con incoherente buenismo con lo que sea; sí, porque tú nunca puedes poner sobre la base ética otra base con arbitrio o supeditada a intereses creados o particulares, pues sería eso condicionar la base ética a otra cosa no ética o engañarla o deliminarla o anularla ya con lo no ético-racional.  Entonces, así, por otra cosa -interesadamente- quedan vendidos los principios éticos, y eso es corruptamente rentable: otros beneficios por razón.
Lo que es bonito socialmente (costumbre, ritualidad de guerra, halago desmesurado o grandilocuente o fanático que está cerrado a la racionalidad, etc) solo es bonito socialmente (donde unos vendidos reciben premios, miles de sobreprotecciones, condecoraciones o robos de dignidad) pero, siendo bonitez forzada, carece de razón o de ética o de vergüenza (decencia ante el espejo).  Claro, si a la razón o a la ciencia le das bonitez o esencia forzada por consecuencia se queda sin esencia.